martes, mayo 22, 2007

El Serio “Laberinto” Reciclador Del Viejo Orden (S.D.V.)

El pasado día domingo, en la páginas de "La Ramona", nuestro amigo Sergio De La Zerda, Co-Editor del Suplemento, publicó una interesante y justamente aguda crítica a "Laberinto", un 'reality' político pensado para desentrañar el complejísimo trasegar político nacional actual.


Al compartir muchas de las opiniones expresadas por De la Zerda, agradecemos su enorme gentileza al acceder compartir su nota en este espacio, siempre abierto a la contrastación libre y respuetuosa de opiniones, es decir, al debate. Por ello, en calidad de firma invitada, les presentamos su artículo "El Serio 'Laberinto' Reciclador del Viejo Orden", esperando sus opiniones y reiterando nuestro agradecimiento a Sergio.



El Serio "Laberinto" Reciclador del Viejo Orden
Sergio de la Zerda

Domingo por la noche. El mundo en su deprimente ocaso y la única alternativa parece ser el zapping televisivo. Y ahí, entre animación de MTV y película de Van Damme, un notable espectáculo en canal nacional: singulares personajes, situados en colorido ambiente, en excéntrico diálogo (¿charlita? ¿lluvia de ideas? ¿cotorreos?).

Aguanté dos minutos y pude escuchar a una cholita paceña decir que en la Zona Sur de su ciudad se respetan más los Derechos Humanos que en la Fiesta del Gran Poder, a una choca señora con acento camba exclamar que el “discurso de los 500 años estaba vencido” y, ¡oh! sorpresa, al abogado cochabambino Cayo Salinas hablar de discriminación.

Era mucha tragedia para un domingo. Inmediatamente hice uso del remoto control, sin preguntarme si se trataba de una campaña por los 2/3, una pesadilla o un mal chiste.

El lunes, cuando ya me siento bien, me entero… me quedo tieso al saber que mi visionado no era una soñolienta alucinación, sino, nada más y nada menos, que el segundo capítulo de un “reality boliviano” (sí, así se presenta la cosa) llamado “Laberinto”, producido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y dirigido (acá la cereza de la torta) por el cineasta Juan Carlos Valdivia (“Jonás y la ballena rosada”, “American Visa”).

Bueno, a cualquiera se le escapa al principio, pensé… me consolé asegurándome que, después de todo, debe ser la primera experiencia en la tele de Valdivia. Me propuse, de igual modo, darle una segunda oportunidad a la cuestión, el próximo domingo. Pensé, además, que el PNUD no podía haber errado tan feo, después de esa hermosa película de Marcos Loayza, producida y estrenada hace poco con el apoyo de esta entidad, “El estado de las cosas”.

A modo de reforzar mi esperanza y refrescado por un inusitado aire democrático (ese fabuloso sistema en el que cualquier imb… ciudadano puede decir lo que se le cante), revisé la web del “Laberinto” este:

“Laberinto es un reality que va en serio. Consta de doce programas de una hora de duración, en los que un elenco estable de participantes que expresan la diversidad y pluralidad del país, abordarán temas centrales que hacen al proceso constituyente y al nuevo pacto social que estamos construyendo en Bolivia. El propósito: poner en escena la posibilidad, por medio del diálogo y de acuerdos, de ‘salir del laberinto’ en temas que dividen y polarizan”.

Reality…en serio

Ya sin zapping, luego de siete días me conecto con el aparentemente bien intencionado tercer capítulo, qué mejor sobre el “polarizante” tema de “Tierra y territorio”.

Y compruebo, con lástima, que en verdad se trata de un reality… en serio. Tan profundo como el “American Idol”, tan aleccionador como “El Gran Hermano”, el programa trae otra vez a los singulares personajes, algunos distintos a los del anterior segmento. Con una estética tipo Televisa (no en vano Valdivia estuvo en México tanto tiempo), otra vez tuve que sufrir la desordenada lluvia de ideas sin fundamento.

De cualquier modo apelo a mi sentido de supervivencia, pero escucho, con estupor, que el latifundio en el oriente boliviano había sido apenas “un mito, una ideología”, que la gente sin tierra es un “pequeño grupo de especuladores”, que la distribución de tierras fiscales es una maniobra política.

Y la palabra de los contados invitados que sí tenían algo que decir (¿uno? ¿uno y medio?) era editada para contraponerla con las falacias de los restantes. Claro, también hay que ser “equilibrados”, y esto se logra poniendo la verdad al tiempo que la mentira, pues es ese el pluralismo de algunas instituciones y analistas-políticamente-correctos: orientar al público con medias verdades y medias mentiras.

Ay de mí que pensé que nada peor podía ocurrir. Qué equivocado estaba. En medio de todo el disparate, más reality… en serio: la charlita fue interrumpida al menos tres veces por el ¿tour político? ¿intercambio cultural? ¿viaje antropológico? de Cayo Salinas a un pobre pueblo cruceño.

Me tragué enterito el episodio del sonriente tipo con oscuras gafas regalándole su polerita de “2/3” a un confundido y pobre agricultor. No sabía si llorar o reír cuando la especie de Kimosabi piropeaba a la esposa del humilde anfitrión, o cuando le instaba a ser parte de las filas del Wilstermann.

Fin del show ¿Conclusiones? ¡Ah¡ sí, hablábamos de “Tierra y territorio”, creo… Sólo faltaba la respectiva votación vía SMS y la expulsión de algún gil que se tomó en serio el “enriquecedor diálogo”.

Ahora sí, en serio

En la pugna abierta de un país cuyas mayorías luchan por el poder, la torpe respuesta de los sectores privilegiados se ha hecho sentir no en la oposición política, sino en la oposición mediática. Radios, matutinos y canales son las armas de élites sin mayor proyecto que mantener el agonizante orden que se resiste a morir. El sembrar la confusión, el difundir pseudo verdades y la abierta toma de partido a nombre de las retrógradas derechas son parte de la acción de resistencia. Ejemplos hay cientos, uno de los más nuevos es la penosa amplificación de un paro cínico, perdón, cívico, en Cochabamba, para el que los chicos y chicas de la tele han fungido como portavoces prefecturales, degradando todavía más el ya venido a menos oficio periodístico.

Y el tal “Laberinto” parece ser parte de este juego en escala nacional. ¿Pruebas, caballero? Después del suplicio de ver otro capítulo de la serie rastree usted los nombres del supuesto “elenco estable de participantes, que expresan la diversidad y pluralidad del país”, del que apenas se brinda información en el programa.

Yo encontré lo siguiente: Flora Oyardo, la cholita paceña de la que hablaba al principio, fue candidata a constituyente por Unidad Nacional (UN), el partido del ex mirista Samuel Doria Medina. María Elva Pinckert, la rubia señora, es concejal del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), partido del “perseguido político” y residente en Miami, Gonzalo Sánchez de Lozada. Kathia Zamora, otra señora del “elenco”, fue candidata a constituyente por el extinto partido de los “errores y no delitos”, el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR). Cayo Salinas, que en su anterior columna dominical de un diario celebró la victoria del derechista Sarkozy en Francia (ese franchute que dijo que “los migrantes son escoria”), fue Secretario General de la Prefectura de Cochabamba en una gestión del MNR.

Así, el “Laberinto” este no es más que una máquina recicladora de partidos que hasta hace poco se encargaron de rifar el país a su gusto. Así, no me extrañaría que los próximos invitados sean nuevos y grandes valores, en teoría “apolíticos”, como el “carismático escritor” Juan Claudio Lechín o el locuaz “cívico” cochabambino Javier Bellott, por nombrar a muy probables candidatos en futuras elecciones.

Lo que me entristece verdaderamente no es que los espacios de libre expresión sean usados para decir cualquier cosa o para promocionar a futuros alcaldes o prefectos. Lo que me revienta es que hombres del arte y la cultura, como lo es Juan Carlos Valdivia, se presten al manoseo de los partidos políticos más reaccionarios de Bolivia.

jueves, mayo 17, 2007

"The Meaning of Life" en 100 palabras


No viene en enciclopedias, ni se descubre en aulas o trincheras. Monty Python, en su “canto del cisne” cinematográfico, “The Meaning of Life”, trae las usuales dosis de humor gamberro, travestismo, sátira cockney, elucubraciones existenciales y chistes falogocéntricos, sin perder calidad.

Entre carcajadas, es sencillo descubrir - en números musicales dedicados a la sacralizad de toda esperma - porque a los Python sólo les tomó 90 minutos arruinar lo que a Dios le costó 6 días crear.

Y bueno, no encontré al pez, ni me cambió la vida verla, pero ya sé que al cielo no quiero ir; Tony Bennett está allí.

domingo, mayo 06, 2007

El Ritual de la Banana


Conmemorando el cuadragésimo aniversario del lanzamiento de "The Velvet Underground & Nico", disco con el que la banda asaltó el éter y las bateas discográficas, aprovechamos para dedicarle un pequeño homenaje a este portento único, tan grande e influyente como intemporal en la música pop.
Para ello, en combinación con "La Ramona", el suplemento cultural del periódico "Opinión" y el programa radial/podcast "La Música Que Escuchan Todos", les presentamos a continuación algunos artículos que, conmemorando este acontecimiento, se complementan y expanden con el programa radial presentado, la audición del disco completo o el material inédito adicional, publicado en este blog para contextualizar el debut de la banda y comprender mejor su relevancia y lugar histórico. Todo el material audiovisual extra y los vínculos a otras descargas los encontrará aquí.



Hay hazañas tan sorprendentes como indispensables. Una de ellas es demostrar que podemos lamernos el codo, o quizás hipnotizar pollos, pero ninguna es mayor que pasar a la historia como el grupo de rock de máxima influencia que haya existido. The Velvet Underground lo consiguió en sus breves cuatro años de carrera, haciéndose del eterno y significativo mote de “Los Beatles del rock alternativo”, o el que me agrada más, “Los Rolling Stones del psicópata”.

Es muy probable que, a pesar de la grandilocuente afirmación anterior, a cuarenta años de su debut discográfico, el sólido y experimental sonido de los Velvet siga siendo un gusto adquirido, y ellos poco menos que una banda “de culto”. Es más, incluso hoy, su música adelantada a su época sigue representando una veta infinita de aprendizaje para cuanta persona se interese en ella. La superlativa discografía del grupo, y muy en particular "The Velvet Underground & Nico" , representa pues una escisión artística sin precedentes en la historia de la música popular.

Descubrir a la Velvet es una experiencia iniciática poderosísima, definitoria. Inmediatamente amaremos o detestaremos la particularidad de su música, nos conectaremos con el sarcasmo nihilista de las letras o santiguaremos ante las referencias pecaminosas; no hay lugar para la indiferencia o la reacción medrosa. Cuando los escuché por primera vez yo me sentí como DeDe Ramone frente a un set de laboratorio de química - sucede en el vídeo de "Rock'n'Roll Highschool" - había quedado completamente estupefacto. Un completo troglodita frente a avanzado material quirúrgico.


El aburrimiento es fascinante

Si 1966 abonó el terreno para resultados musicales sin precedentes - y bien sabemos que el 67 fue un año maravilloso – se puede asegurar que The Velvet Underground no fue parte de ese proceso de acumulación creativa (que desencadenó la psicodelia y el Verano del Amor, tras intentar posicionar la música pop como expresión artística válida).

Los Velvet se debían, por el contrario, a una escena vinculada a LaMonte Young, el minimalismo, Ornette Coleman y el arte pop. Mientras en la Costa Este la ideología hippie se propagaba fomentando la idea de una armonía universal renovadora, que se expandía bajo el sol en una ciudad transformada en gigantesco hervidero comunal, los mugrientos callejones metropolitanos de la otra costa atestiguaban promiscuos encuentros con travestís o enterraban a pseudo-bohemios acabados por el precio de ser hip. Solamente una ciudad así, la Nueva York de mediados los sesenta, pudo gestar a los Velvet Underground.

Fueron 75 dólares los que acercaron a Velvet Undergound (V.U.) y Andy Warhol. Ese era el sueldo que recibía la banda por animar las veladas en el "Café Bizarre", donde éste escuchó por primera vez al grupo, a instancias de su asistente personal y "starlet" particular, Gerard Malanga, quien terminaría como bailarín ocasional en las futuras tocadas de la Velvet. Warhol había deseado formar una banda de rock vanguardista durante mucho tiempo; los cuatro desarrapados ruidosos a los que conoció esa noche serían lo más cerca que estaría de lograr su objetivo.


"All tomorrow's parties"

El rol de Warhol en el lanzamiento de la banda ha sido motivo de permanente controversia. Ni siquiera los propios miembros de la banda acuerdan su real relevancia. John Cale, a quien Warhol considerara como el más creativo del grupo, lo ve como un catalizador; Lou Reed, quizás el más cercano a Warhol, minimiza su importancia y lo tiene como un mero firmante de cheques de financiamiento, Nico, actriz teutona cuya incorporación forzara Warhol como totem carismático, no escatima elogios para el “Midas” que ella encuentra en el artista neoyorquino, etc.

En realidad Warhol al menos permitió a los Velvet la suficiente libertad creativa para explorar las fronteras artísticas que desearan, fundiendo con sutil perfección el rock y el arte de vanguardia. Su caché atrajo la suficiente atención para que la V.U. pudiese proseguir su carrera – absolutamente anticomercial y por ello un caramelo envenenado para cualquier casa discográfica – sin ceder en sus pretensiones artísticas. Eso, y proveer todo el dinero solicitado, le valieron el título de productor del disco, una condescendencia nominal, al haberle correspondido realmente tal tarea al habilidoso Tom Wilson.

Fogueados en el evento multimedia "Exploding Plastic Inevitable", llevado a cabo en "The Factory" durante el 66 y parte del 67, la actitud “warholita” marcó decididamente la primera etapa del grupo, que ya tenía listos temas como "Heroin", "I'm waiting for the man" o "Venus in furs", antes de conocer a Warhol, aunque innegablemente otras canciones se deben en gran medida a esos jams multimedia en los que participaba la banda bajo tutela de Warhol. A saber "European Son", "All tomorrwo's parties" y buena parte del material del segundo disco del grupo surgió en estas sesiones.

Entre esto y diseñar el arte de tapa (la banana que encabeza este artículo y adorna la tapa del álbum, y que al seguir la incitación de "Pele lentamente y observe" descubría, bajo una pegatina, un consolador rosa imitando en su forma a la fruta), Andy Warhol había hecho suficiente para ser considerado como el eterno Svengali del grupo.



La distorsionada sinfonía de una era que terminó sin haber comenzado

"The Velvet Underground & Nico" es fácilmente uno de los discos debut más perfectos que se hayan logrado. Y no solamente por su consistencia, o su capacidad de quebrar barreras de las que probablemente antes ni se tenía noticia, si no por la relevancia que adquiere al no pertenecer a época o género alguno.

De hecho, cualquier categorización le queda muy corta a éste disco. Ciertamente tiene demasiado de “art rock” para calzar en el actual molde del garage rock, escena de la que surge evidentemente; pero la capacidad de Lou Reed y Sterling Morrison para despojar la guitarra rock de la construcción melódica típica hasta entonces (eminentemente bluesera), de explotar el noise, la distorsión y el feedback para armar drones profundos e hipnóticos, provee el mapa de ruta para cualquier vanguardista (o punk) posterior.

Me explico, Brian Eno decía que originalmente apenas unos cientos de personas escucharon los discos de la V.U., pero que cada una de esas personas había formado su propia banda. Y esto prueba ser cierto, al encontrar grupos que, hasta nuestros días, reconocen la influencia de la banda. Hablamos de geniales artistas, tan distintos como David Bowie, Television, Nick Cave, Roxy Music, Los Tres, The Stooges, Wire, Joy Division, D.N.A., Yo La Tengo, Talking Heads, Nirvana, The Jesus & Mary Chain… la lista sería interminable.

El sonido de la banda, libre de fisuras, incorporó sobre la base de "garage”, la disonancia de la viola de John Cale - músico con entrenamiento clásico y experiencia en orquestas y ensambles vanguardistas - , la tribal percusión de la batería de Tucker – que tocaba de pie y con mazos, no baquetas – y alimentó así una estructura en la que se colaban guitarras emulando turbinas de avión, o relamiendo los acordes de un R&B tradicional, deconstruido por pianos preparados al estilo Cage (¡Colgando clips en las cuerdas para alterar su sonido!), o forzando la siniestra belleza vocal de Nico en la mezcla.

Estaba claro que la apuesta era demasiado alta para limitarse a un estrecho “culto” de seguidores. Todo lo que bandas subidas al tren de los Beatles – o de la psicodelia – se empeñaban por hacer pasar como “artístico” o “maduro”, los V.U. se permitían demostrar seguía siendo tan insulso como un viejo twist.


"Foggy Notion"


Si en lo musical la banda estaba a abismal distancia de sus contemporáneas – ni siquiera los Fugs, Godz, o Monks se les podían comparar – fueron sus letras las que marcaron un cambio actitudinal y filosófico que anticipaba las siguientes décadas. Esto no ha sido del todo evidente, pues es todavía difícil discernir hasta donde llega realmente esta separación, dado que la desatención de los primeros días de la banda, y la polémica levantadas por las aristas más evidentes en la elección temática de las composiciones (sadomasoquismo, heroina, violencia callejera) oscureció la verdadera trascendencia de estas.

Desembarazándose del realismo social folkie y del optimismo del flower power, ambos igualmente ingenuos, Lou Reed se alejó en sus composiciones de la paradigmática verborrea Dylaniana y evocó una dantesca visión lírica, en la que el Marques de Sade compartía con yonkis, cafizos y socialités sadomasoquistas. El desarrollo textual, casi expresionista en el manejo de texturas de contradictoria belleza, apelaba a una indiferencia pragmática, cínica, que sería futura insignia del punk y precursora de la desafección posmoderna. Todo esto arrancó, casi con total seguridad lo afirmamos, con esta banda.

¿Es la V.U. el equivalente rock del pop-art? Con todo lo que implica, es muy probable que sí. Más aún, la importancia semiótica del grupo y éste disco pueden hacernos pensar que ellos son el símil musical de Freud, Nitzsche, Sartre y Foucault, metidos en un mismo e improbable cóctel.

La V.U. todavía tendría tiempo para múltiples transformaciones luego de su inconmensurable debut – parieron tanto al proto-punk como al post-punk, según los entendidos - y continuaría abriendo la senda a un futuro completamente antipódico al que propugnaba el sonido californiano. Les quedaban 3 años de carrera, pero después de este disco ya nada sería igual para el rock. Se dice que nadie escuchó realmente a Velvet Underground hasta pasados los ochenta, y puede ser verdad. Solamente algo quedaba muy claro ya hace cuatro décadas, The Velvet Underground tendría mucho más que los warholianos quince minutos de fama.





Contextualizando el nutritivo "The Velvet Underground & Nico", lo invitamos a escuchar el disco completo aquí. Escuche un acercamiento documental a la banda y sus primeros días en "El Ritual de la Banana" (el podcast), o descubra temas inéditos, grabaciones en vivo o los primeros registros del grupo como parte de los happenings warholianos aquí. Mucho material adicional más (vídeos documentales, textos de apoyo, enlaces, descargas, etc.) en "La Música Que Escuchan Todos".

Terciopelo Subterráneo


La historia de The Velvet Underground es muy extraña. La banda comenzó a ser escuchada y aclamada por la crítica veinte años después de su separación, mientras en sus comienzos fueron completamente ignorados, primordialmente debido al contenido de sus letras y a su peculiar y complejo sonido. Sin embargo, el grupo obtuvo finalmente el sitial que merecía, pasando de oscura banda de culto a reverenciada institución artística, cuya influencia en la música contemporánea es indeleble.

Los inicios del grupo se remontan a 1964, cuando Lou Reed conoció en la universidad a Sterling Morrison, con quien poco después ya tocaba, animando fiestas en el campus. Posteriormente Morrison sería expulsado de la universidad, en tanto Reed comenzaba a trabajar como compositor en un pequeño sello discográfico, donde encontraría a John Cale, un galés que residía en Nueva York en virtud a una beca para estudiar música.

Precisamente ahí nació la banda, cuando Reed y Cale comenzaron a acariciar la idea de un nuevo grupo, moldeado bajo sus vanguardistas preferencias musicales. Para ello decidieron invitar a Morrison y Angus McLise, un baterista amigo suyo, para conformar el nuevo proyecto. La primera formación tuvo a Lou Reed como compositor, vocalista y primera guitarra, Sterling Morrison se encargó de la guitarra rítmica, John Cale del bajo y viola eléctrica, sumándose en teclados y también algunos coros, y Angus McLise en la batería. Esta primera alineación llevaría el nombre de The Warlocks.

Casualmente la elección definitiva del nombre de la banda y la entrada de un nuevo miembro se dieron casi al mismo tiempo. Un día Jim Tucker, un viejo amigo de Cale, encontró en la calle tirado un libro sobre sadomasoquismo, escrito por Michael Leigh y titulado The Velvet Underground. Tucker sugirió el nombre para la banda. Sterling Morrison quedó encantado, pues era un amante del cine underground, muy en boga aquellos días, mientras sus compañeros también pensaron que el nombre era adecuado, pues tenían una canción inspirada en los trabajos de Leopold von Sacher-Masoch. Y el nombre quedó.

A poco tiempo la banda fue contratada para ofrecer un par de conciertos en pequeños boliches. McLise se rehusó a tocar, afirmando que “recibir dinero a cambio de arte es venderse”, retirándose inmediatamente del grupo. El puesto vacante iba a ser ocupado por Mauren ‘Moe’ Tucker, hermana del sujeto que había hallado el libro de Leigh, y completa neófita musical. Con la nueva incorporación la banda cumpliría un par de conciertos en el Café Bizarre. Ahí iban a ser descubiertos por Andy Warhol, quien quedó de inmediato fascinado.

Y así fue que Warhol los hizo tocar en un happening llamado Exploding Plastic Inevitable. Pero el pintor sentía que a la banda le faltaba algo, así que decidió cambiarle la imagen, poniendo a una de sus modelos, la alemana Christa Päffgen, mejor conocida como Nico, en el puesto de frontwoman.

La forzada incorporación no fue vista con buenos ojos por del grupo. Nico no sabía tocar ningún instrumento y su voz tampoco se adaptaba al estilo de la banda. A pesar de todo, tuvieron que alterar algunas canciones para que ella pudiese cantarlas, aunque Nico seguía representando un “peso” para la banda. Sin embargo, con el tiempo ella llegaría a ser considerada parte de la esencia del grupo en estos sus primeros días.

Luego de una desastrosa gira por California, el grupo grabó en menos de una semana el material correspondiente a su primer disco. La banda se resistió a que Nico participara en la grabación cuanto pudo, pero acabó por ceder. En el 67, tras una dilatada espera, presentaban su primer álbum, titulado The Velvet Underground & Nico. El disco fue duramente criticado por el crudo sonido y el contenido de las letras, sin conseguir apelar siquiera a los críticos de rock, engolosinados por la psicodelia.

Poco tiempo después de que el The Velvet Underground & Nico saliera al mercado, la banda despidió a Warhol y Nico, soltando las viejas amarras que los unían a “The Factory”. Casi al mismo tiempo comenzaron la grabación de su segundo álbum, el más hermético y experimental de todos.

En el White Light/ White Heat (su segundo álbum) se puede notar en el sonido una progresión más marcada hacia el noise rock (o lo que dos décadas después iba a conocerse como no wave), que lograba Cale con la disonancia de sus cuerdas y la atonalidad aplicada por avanzados amplificadores y efectos de distorsión, características típicas de un discípulo confeso de John Cage. Además, éste disco es considerado como el más oscuro de toda la discografía de la banda, por cuanto en las letras habitan tenebrosos personajes, que viven la crudeza de las calles, el dolor de la adicción a las drogas, y la desesperación ante la muerte. Un disco plagado de “anti-belleza autoconciente” sentenciaba John Cale.

A pesar de su profusión creativa, no todo marchaba bien dentro la banda. Las diferencias entre Reed y Cale se acrecentaban velozmente. Se dice que, desde que empezaron juntos, Reed le tenía mucha envidia a Cale, debido a que éste estudió música desde antes de los cinco años, y para los ocho ya componía con soltura. En cambio Reed fue llevado a una institución mental (electro shocks incluidos) cuando empezó a interesarse por la música. Sumando a ello la percepción generalizada de Cale como el verdadero “vanguardista” en la banda, era cuestión de tiempo hasta que el ego de Lou Reed estallara.

En efecto, acicateado por el nulo reconocimiento obtenido y las rencillas internas, a finales del 68, Reed le planteó a la banda una situación de “O él o yo”. El resto del grupo (Sterling Morrison y Moe Tucker) debía decidir con quién continuar. Al final Reed ganó la pulseta y Cale fue despedido del grupo.

La salida del innovador bajista marcó permanentemente a la banda. Los sonidos de avanzada desaparecieron con su salida y un gusto más rockero, proveniente de Reed y del excelso conocimiento del lenguaje profundo del rock que tenía Morrison, como de la sensibilidad comercial-pop de Doug Yule, reemplazo de Cale en el bajo y segundas voces, se apoderó de la banda. La impenetrabilidad artística se esfumó para siempre.

Es este sonido, más accesible y límpido, el que se puede encontrar en las siguientes dos placas de la banda: el homónimo The Velvet Underground del 69 y Loaded del 70. Ambos son discos más guitarreros, de rocanroles directos y simples, pero con la misma densidad lírica. Sus temas se asemejan mucho en sonido al posterior trabajo solista de Lou Reed, quien terminaría controlando totalmente la banda en sus postrimerías. De esta etapa proviene la canción Sweet Jane, inscrita como una de las mejores de los últimos 50 años, pero que tiene demasiado poco que ver con Sister Ray, estandarte del primer sonido de la banda, y contracara paradigmática del brillo pop de esta su nueva encarnación, seguramente la más cercana al “éxito popular” que tendría la Velvet.

Luego del Loaded los Velvet grabarían todavía un disco en vivo, que probó ser un documento de una banda en proceso de descomposición, con Reed y Yule en una pugna de egos y el resto del grupo completamente fragmentado. Después de esta grabación Reed desaparecería intempestivamente, recluyéndose en la casa de sus padres.

Al poco tiempo Reed iniciaría su carrera solista. Sus compañeros harían pronto lo mismo, con menor éxito que Reed o Cale – ya entonces un respetado productor. Lo último que quedó de la banda al cambiar de década fue el nombre, y una versión bastarda, apodada The Velveteen Undeground, en la que el segundón Yule encabezaba al grupo, incluso atreviéndose a lanzar un disco que, aunque lleva el nombre de la banda, no se considera como un álbum canónico de la Velvet y ha sido relegado a un ostracismo absoluto.

El genial crítico de rock Lester Bangs afirmaba que con Velvet Underground comenzó la música moderna y en particular la tradición musical neoyorquina. ¡Y cuánta razón tenía! Sin Velvet Underground no habría existido el movimiento musical de vanguardia, tan prolífico en aquella ciudad, al punto de constituirse ésta en referente y escuela. La Velvet, primera banda genuinamente posmoderna, fue el cimiento sobre el que se construyó gran parte del rock que vendría, y aunque su influencia se dilató en el tiempo, es hoy casi inabarcable.


La Cáscara de la Banana


El material aquí presentado busca documentar y contextualizar lo que fuera el debut discográfico de The Velvet Underground (“The Velvet Underground & Nico” – 1967), ampliando el espectro y alcance de lo ya expuesto en los artículos que acompañan este homenaje, apuntalando también la música emitida en el programa de “La Música Que Escuchan Todos”, o lo demostrado por el mismo disco (también disponible en este espacio).

Con esto en mente es que tratamos de incluir grabaciones inéditas o poco conocidas, tomas alternativas, registros “en vivo”, reversiones, demos, etc. que revaloricen lo ya dicho y permitan encontrar facetas poco conocidas del grupo y su obra. Debemos aclarar que la naturaleza y antigüedad de las mismas – hechas artesanalmente, en vivo, ilegalmente, afectadas por el tiempo, etc. – juega en contra de la calidad de audio, pero esperamos que el valor histórico de las mismas sirva para compensar estas precariedades.

Seguidamente pasamos a detallar brevemente el origen de cada una de las canciones incluidas en esta suerte de “Galería Aterciopelada”, apuntando las rarezas que quedaron en "La Cáscara de la Banana" y que pueden escucharse aquí :


Descarga “La Cáscara de la Banana” (64Ks-29.2Mbs) (128Ks-58.4Mbs)


Escúchala mientras lees, en vivo, Aquí


Lista de Temas
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Steven Sesnick – "Vernissage" (Spot de Radio)
The Velvet Underground – “Daytripper Jam”
The Primitives – “The Ostrich”
The Velvet Underground & Nico – “Venus in Furs”
The Velvet Underground – “Andy’s Rhythm & Blues”
The Velvet Underground – “Femme Fatale”
The Velvet Underground & Nico – “It was a pleasure then”
The Velvet Underground – “Guess I’m falling in love”
The Velvet Underground – “There is no reason”
The Velvet Underground – “Booker T.”
The Velvet Underground – “Sheltered Life”
John Cale & Lou Reed – “Black Angel’s Death Song”
Nico – “I’m waiting for the man”
The Velvet Underground – “Loop”



1. Vernissage

Se trata de un spot de radio elaborado por el segundo manager del grupo (Steven Sesnick, quien se hiciera cargo de esta tarea tras la separación de Andy Warhol).

Extremadamente preocupado por el éxito comercial – por esto supongo que le pagaban – este sujeto produjo al menos un par de spots para promocionar los discos de la banda, agenció entrevistas en medios "desechables" y hasta consiguió una presentación televisiva (legendaria por ser la única en la historia de la banda y que se encuentra en Youtube).

El que les presentamos ahora parece haber sido pensado para promocionar el “White Light / White Heat” y, a pesar del anacronismo, lo incluimos como apertura por el simple hecho de su extraño y evocador mensaje. No me pregunten si acaso alguna radio lo transmitia.


2. “Daytripper Jam”

Tomado de un bootleg hecho de una performance en el museo Warhol, del día 3 de Enero de 1966, la banda apenas había conocido al artista pop y ya tocaba de manera regular en casi todos los eventos de “The Factory”, como en diversas fiestas organizadas por/para Andy Warhol.

Notable en particular es la forma en la que, partiendo del riff de apertura de un conocido tema Beatle – un hit contemporáneo, novísimo por aquel inicio del 66 – la improvisación muta en un jam distorsionado (a veces titulado “Boom, Boom, Boom”) en el que la Velvet demuestra una consonancia total con lo que proponía Warhol en términos visuales-estéticos, explicando plenamente la simbiosis generada inmediatamente entrambos.

Se venían los días del “Exploding Plastic Inevitable” y la incorporación de Nico acababa de sellarse. La alemana estaba apenas de llegada a los EEUU en esa misma semana y en algunos puntos de esta grabación se escucha como Reed trata de enseñarle las letras de los temas, o como ella procura alcanzar un ritmo musical aceptable para su inglés precario.

Parte del interés adicional que despierta esta grabación yace en la posibilidad de escuchar emblemáticos temas, “apropiados” luego por Nico, en versiones instrumentales crudas. En una movida impredecible, Nico también “canta” en este disco en el tema “There she goes again”, sin resultados muy alentadores para lo que fuera su primera colaboración con la banda.

3. “The Ostrich”

Apenas comenzando su carrera musical, Lou Reed trabajó como “negro musical” en una ignota discográfica neoyorquina. Ahí, además de aprender los rudimentos musicales y a manejarse en el estudio, conocería a John Cale. Pero esa es otra historia.

Reed se dedicaba a escribir canciones “desechables”, que pudiesen venderse aprovechando que algún estilo había pegado y la gente se mostraba receptiva a ese género. Algo similar a lo que todavía ocurre hoy, aunque en lugar de producir cumbias industrializadas se editaban y grababan – en cuestión de días – hits radiales de twist, rockabilly, mersey beat, etc. Y Lou era uno de los músicos-escritores que se ocupaban de ello para subsistir.

Existen muchísimas canciones de este estilo, algunas simplemente escritas por Reed, otras en las que participaba más directamente. Es más, el primer registro fonográfico suyo data de cuando sólo contaba 15 años; pero las más relevantes de estas efímeras cintas, pertenecen al germen de lo que sería V.U. De sus años en “Pickwick Records”, ya The Beachnuts, The Roughnecks y The Primitives podían considerarse en esta vena, en ciertos casos por afanes artísticos, en otros por la participación de Sterling Morrison, Angus McLise o John Cale en las mismas.

Justamente de The Primitives escuchamos “The Ostrich”, que es una suerte de twist bizarro, ideado por Reed cuando estaba bajo el efecto de la marihuana. La letra y parte de la base de "garage” sobre la que se construye el tema son típicamente “escuela V.U.”


4. “Venus in Furs”

El acetato de donde proviene esta grabación es ya demasiado célebre. Gracias a los piratas pudimos acceder a esta toma, que registra la primera vez que los Velvet entaron en un estudio bajo ese nombre y con intenciones decididamente formales.

Registrado en los “Scepter Studios” de la urbe neoyorquina, en el segndo semestre de 1966, nos encontramos con las primeras versiones de muchos temas que entraron a la edición definitiva del disco. Con ligeras variantes en lo que hace a la instrumentación y mezclas, nos permitimos presentar este “tesoro escondido” que se salvó del fuego, fue largamente perdido y terminó multiplicando su valor de apenas 75 centavos a poco menos de 30 mil dólares.

De este mismo acetato, escuchamos una toma alternativa (diferente mezcla) de "Venus in Furs".


5. “Andy’s R&B”

También parte del jam en el “Warhol Museum”, este tema en particular permite corroborar las influencias de los miembros de la banda. Y si esta canción es una suerte de Rythm and Blues clásico, el mismo disco permite escuchar un rockabilly, rocanroles tradicionales, blueses ralentizados o relamidas propias del “surf rock” entrelazadas a experimentos disonantes o escapadas atonales. Simplemente, sorprendente.

Otra prueba de que, para deconstruir algo, primero hay que conocer su mecánica operativa, su lenguaje y semántica de la manera más minuciosa posible.

6. “Femme Fatale”

Nuevamente del acetato de Norman Dolph, escuchamos una mezcla “alternativa” de este himno interpretado por Nico.

John Cale recordaría que, en reconstrucción durante la apresurada grabación de este material, los estudios Scepter parecían, con tantos huecos y escombros, un escenario post apocalíptico. Algo bastante apropiado para la atmósfera musical y la actitud de la banda.

Andy Warhol había alquilado los estudios por cuatro días, y durante ese tiempo se grabó el disco, con Tom Wilson haciendo de productor y John Licata fungiendo de ingeniero. Se mezclaría y cortaría el material definitivo en los estudios Columbia, de donde el acetato sería devuelto a Licata con una nota en la que, declinando la oferta de publicar el disco, se leía “¿Crees que estamos jodidamente dementes?”.

El acetato regresaría luego a manos de John Cale o Andy Warhol, esto no se recuerda con precisión, para luego perderse por décadas; hasta su reciente reaparición en un mercado de pulgas. Antes, Maureen Tucker haría una copia, de baja calidad sonora, del acetato. Esta versión ha trascendido en un bootleg japonés, de donde obtuvimos el tema “Femme Fatale”.


7. “It was a pleasure then”

Nico ya se había acoplado perfectamente a la banda y aquí encontramos un tema inédito, recuperado de una grabación “en vivo”, en la que la alemana se desempeñaba como chanteuse sofisticada, una “Dietrich más cool, para una generación más cool”.

Sorprende el aire decididamente psicodélico de la pieza, casi un raga mántrico – no habían sido antes tan explícitos en tal sentido los Velvet, que sí acusaban influencias orientales (escúchese la sinuosa sensualidad macabra sugerida por simples texturas exóticas en “Venus in Furs”) pero no en la forma de, digamos, Jefferson Airplane – y esta canción, que me suena a mi muy sólida y agradable, prueba también que, con su estilo tan particular, Nico no era una inútil.

Tomado de “Chelsea Girl”, primer disco de Nico como solista, lanzado también en 1967, y que contenía una gran cantidad de “descartes” de la Velvet y hasta una composición Dylaniana; vale la pena rescatarlo por cuanto se lo considera como un adecuado material de compañía para el disco original, profundamente distinto en tonos y desarrollo musical.

8. “Guess I’m falling in love”

Un tema “inédito” de la Velvet, tomado del disco - bootleg más bien - “Caught between the twisted stars”, nos acerca a la energía que tenía la banda en vivo, durante el periodo que va de 1966 a finales de 1967.

Es importante observar que la naturaleza más directa del tema, de rock guitarrero, comenzaba a mostrar la dirección que quería darle Reed a la banda; muy distinta a lo que tenía en mente John Cale, más experimental en sus propuestas. Se sostiene que esta fue, junto a la frustración resultante de la imposibilidad de alcanzar reconocimiento popular, una de las principales razones por las que el galés fue despedido del grupo.

Este tema fue grabado en “The Gymnasium” – sí, un gimnasio de verdad, con máquinas, pesas, tipos musculosos y todo (no se detuvo el ejercicio físico mientras tocaba la banda, wow) – en uno de dos conciertos realizados en Abril de 1967.

9. “There is no reason”

Una demo del tema “The is no reason”, proviniente de 1967 y que encaja en el periodo entre el “The Velvet Underground & Nico” y el “White Light/White Heat”.

Tomado del disco 3 de la fabulosa caja “Peel Slowly and See”, que compila muchísimo material “inédito” de la banda, como también sus cuatro discos de estudio “canónicos” y es una compra obligada.

10. “Booker T.”

En la segunda versión del happening “Exploding Plastic Inevitable”, con Lou Reed enfermo de hepatitis – imaginamos que se la contagió por el uso promiscuo de jenringuillas para la heroína, dado que a pesar de sus composiciones, Reed es más un voyeurista que un ardiente sexópata fáctico – este registro de 1967 es particularmente peculiar por varios motivos.

Titulada en honor al músico Booker T., este jam instrumental derivaría en “The Gift”, tema registrado en estudio para el siguiente álbum de la banda. Pero más interesante resulta comprobar quién fue el reemplazante de Reed. Con Cale en el órgano y voces principales, los Velvet recurrieron a su viejo baterista, Angus McLise, para completar la alineación en estos conciertos.

Son estas las únicas grabaciones en las que llegaría a participar el baterista “original”, que se había alejado del grupo “asqueado por su comercialismo”, pero que ante la inminente “fama” de sus ex compañeros estaba ansioso por reingresar. Ya repuesto de la enfermedad que lo aquejaba, Reed prohibió terminantemente aquello.

Este tema ha sido tomado del tercer CD de la caja “Peel Slowly and See”.

11. “Sheltered Life”

Otra de las demos de Reed, en las que ya se encuentran trazos de sus, mucho posteriores, trabajos solistas.

Cuesta imaginar que ésta canción haya podido compartir sesiones de grabación con “Lady Godiva’s Operation” o algún otro de los temas más disonantes que tiraba usualmente John Cale en el estudio. Pero así era la Velvet.

Esta canción ha sido también tomada del tercer disco de la caja recopilatoria “Peel Slowly and See”.



12. “Black Angel’s Death Song”

El Club Bataclan de Paris sería testigo de la primera “reunión” de The Velvet Underground. En 1972, a poco menos de 4 años de la agria ruptura entre Lou Reed y John Cale, algo más de 5 de la no menos amistosa salida de Nico, y a cerca de un año desde la disolución definitiva del grupo (aunque desde 1970 se trataba de la polémica encarnación post Reed, todavía activa a cargo de Doug Yule).

Nico también participó de este re-encuentro, que demostró que la química seguía perfectamente intacta. A lo largo de los años el grupo en pleno volvería a reunirse en unas cuantas ocasiones (más notablemente en 1993, para una gira Europea), pero aprovechamos esta ocasión para presentar, de esta primera experiencia, “Black Angel’s Death Song”, la que pensamos es el punto más alto del concierto, altamente recomendable, y que fue transmitido por la TV francesa en vivo; Un lujo que recuperamos gracias al You Tube. Atención especial a la viola “normal” de Cale y a la melodiosa lectura guitarrera de Reed, una belleza.

Canción extraída del disco “Le Bataclan ‘72”, recién editado, tras años de bootlegging indiscriminado, en el 2004. El disco incluye, además de un puñado de clásicos de la Velvet, temas solistas de los tres ex compañeros.


13. “I’m waiting for the man”

No olvidamos a Nico en este breve periplo por las revisitas solistas al viejo material velvetero. Lou Reed regrabó muchos temas que habían quedado en demos o que terminaron siendo dejados de lado durante su etapa en V.U. John Cale lo hizo también en alguna ocasión, como los demás miembros del grupo (ya solistas); pero el más peculiar de todos estos esfuerzos le corresponde a Nico.

La actriz y cantante no solamente se atrevió con las canciones que ella cantaba “oficialmente” en la banda, sino que pidió prestados otros temas, como “I’m waiting for the man”, que ahora escuchamos.

Tema tomado del disco “Do or Die : Nico in Europe”, que recopila una gira de la alemana por su continente nativo. Concierto grabado en marzo del 82, en Bologna.

14. “Loop”

Como despedida va lo que hizo la Velvet en el estudio en el ínterin de preparar su segundo disco. Bueno, en realidad se trata de un tema realizado por Cale en solitario, pero bajo el nombre de V.U.

En una colaboración con la Revista “Aspen”, el galés grabó un loop de ruidos y drones, de feedback y disonancia, que se adelantó por décadas a la música industrial y a la “supuesta” originalidad del “Metal Machine Music”, de Lou Reed. Otro motivo para acrecentar la envidia del compositor, guitarrista y cantante judío.

El tema se presentó en un flexidisc a finales del 66, en el que se encontraba el tema titulado “Loop”, que aquí les presentamos.



Cerrando este recuento, esperamos le haya sido útil la información y, sobre todo, interesante la audición de los temas de esta banda, así como sus rarezas y demos. Encontrarán el disco "The Velvet Underground & Nico" completo para escucharlo aquí , así como todavía otra hora de música y rarezas velveteras, ensambladas con un afán "documentalista", en el podcast "El Ritual de la Banana". Todo esto y más disponible en "La Música Que Escuchan Todos".