domingo, febrero 10, 2013

Los mejores discos latinos de 2012 (VII)

7. Installed – “Paisajes de invierno”



Para los que hemos nacido entre 1977 y 1990 una parte del hip hop latino jamás dejará de sonarnos a Sandy & Papo. No hay nada de malo en eso; estar al tanto de esa herencia nos da ventaja sobre otros beatmakers que recién comienzan a abrirse a las posibilidades de la poliritmia kitsch, a la riqueza del transnacionalismo tropical. El resurgimiento del merenguecore es una buena muestra de lo que se puede lograr al aplicar conceptos como la hipnagogia o la hauntología en terrenos latinos, lo mismo que la avanzada de DJs que en últimos años hemos visto conquistar el mundo desde estas latitudes (Rebolledo, White Ninja, Algodón Egipcio, Helado Negro, etc.). Fernando Álvarez, alma mater de Installed, es el último en unir sus esfuerzos a ese proyecto electrolatino.

En este, su segundo disco, Álvarez refrenda lo anticipado por su excelente debut, “Plancha” de 2011, atenuando el carácter de electrónica onírica y personal de su primer trabajo, para en cambio amplificar la dimensión emocional de sus letras. De entrada sorprende “Un amigo”, un ensayo de pop de recámara al estilo de Atlas Sound, pero también resalta la contundencia seductora de “Siempre”. Parecería, pues, que Álvarez en lugar de sacar su música de su habitación (un aspecto estético que él explota a fondo), colocó un espejo delante de su laptop y se puso a jugar a ser una estrella de pop grandilocuente. Esa transformación, y un cierto aire melancólico que tal vez explique el título del disco, marcan las canciones de “Paisajes de invierno”. Desde la sensualidad maquillada por el absurdo de “El oso”, al intimismo que cambia las algodonadas atmósferas del dream pop por beats perfectos para irse a la disco, que escuchamos en “Paz”, y hasta en baladas de piano entre la evisceración y el ridículo, como la gran “Animal”.

La música de Installed es heredera de Animal Collective y su electrónica inadaptada, pero también encuentra lugar para una introspección que recién empieza a despuntar en el soul digital. Es cierto que les llevamos ventaja en eso de la desterritorialización y la mutabilidad de los significantes a los anglosajones. Y, si le vamos a creer a la reputación que tienen las proezas pélvicas de los latinos, también en el arte de la seducción. No sorprende, por eso, que misántropos como Installed firmen por acá discos en los que la individualidad funciona como una fuerza que articula la repetición y la transgresión de los sentidos. Sí, esta es una música de una elaboración intelectual a veces exagerada, pero también el tipo de cosa en la que cabe una canción que dice “Cuando llega el frío me quiero convertir en oso para irme al bosque”. Ustedes saquen las cuentas.


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